MAYO DE 1999 FRONTERA DE BOSNIA CON MONTENEGRO, UNA ACCIÓN DE RECONOCIMIENTO Introducción Ya van a hacer seis años desde que el primer contingente del Tercio de Armada comenzó a participar en las operaciones en Bosnia Herzegovina. Resulta curioso observar, en líneas generales, el desconocimiento que existe sobre lo que realmente hacen nuestros hombres y unidades en el desarrollo de sus cometidos. Desconocimiento que se da, incluso, entre los propios componentes del Cuerpo, pero que es aún más grande cuando se trata de personas ajenas al entorno específico de la Infantería de Marina, lo que por otra parte es natural, puesto que los que lo saben, los que allí han participado, son parcos en explicaciones posteriores. Es cierto que las acciones han quedado reflejadas en los correspondientes "Diarios de Operaciones" -depositados, hoy, en la Sala Histórica del Cuartel de Batallones- pero no lo es menos, que no creo sean muchos, los que los hayan leído. Las líneas que van escritas en este breve relato son consecuencia y fruto de una conversación informal habida por el que suscribe con algunos componentes de nuestro Cuerpo sobre las características de las acciones de reconocimiento en general, dándose la paradoja de que en dicha "tertulia", en concreto, se encontraba un Sargento -callado y sencillo- sobre el que se daba la circunstancia de haber participado en una operación real, al contrario de lo que sucedía con quienes llevaban la voz cantante de la conversación, alguno de éstos jefes suyos, quienes de momento aún no habían tenido la misma experiencia. Fue en ese momento cuando decidí relatar -aunque sea de forma somera- lo que sucedió en ese mes de mayo de 1999 en la frontera bosnia-montenegrina y más en concreto en una zona denominada El Grab. No es mi intención extenderme en el relato general de lo que allí sucedió, pero se hace necesario hacer una breve ambientación
Ambientación En el mes de abril de 1999, encuadrado en la Brigada Almogávares, la SPABRI X, desplegó en la zona de acción asignada, el Grupo Táctico "Albacete Fuster" del Tercio de Armada. En ese momento se encontraba en pleno apogeo la campaña que la OTAN había emprendido contra Serbia por el conflicto en Kosovo. La situación era tremendamente confusa. Así, se hablaba de la inminencia de la campaña terrestre que seguiría a la aérea en curso. Por otro lado, eran obvias las tensiones existentes dentro del propio ejército bosnio-serbio -el VRS-donde había partidarios de sumarse a la causa de sus hermanos serbios y al mismo tiempo el ejército serbio -el VRJ- tomaba precauciones ante la posibilidad de que la OTAN decidiera emplear a sus fuerzas en Bosnia en la hipotética campaña terrestre. Esto no era cierto, pero la incertidumbre de la situación conllevó a que el Grupo Táctico se viera obligado a desarrollar acciones de control del territorio, acciones tácticas muy diferentes de las llevadas a cabo hasta ese momento. Los temores y preocupaciones que el ejército serbio intuía se materializaron fundamentalmente en la ocupación de puestos fronterizos -antes desocupados— y en el despliegue de fuerzas en aquellos puntos, a su juicio, susceptibles de ser utilizados como vías o avenidas de penetración hacia su territorio. Uno de estos puntos se encontraba en el límite de la frontera sureste de Bosnia con Montenegro y Croacia, dentro de la zona de acción del Grupo Táctico de Infantería de Marina.
En esos momentos la misión principal que se le encomendó al Grupo Táctico fue la de la vigilancia intensiva de la frontera. Fue en el cumplimiento de esta misión cuando una patrulla del Batallón topó, inopinadamente, con efectivos del ejército serbio dentro del territorio de la República de Bosnia Herzegovina. No es objeto de este relato el describir las acciones que tuvieron entonces lugar para desalojar a los miembros de dicho ejército de dicha zona y obligarles a replegarse detrás de la frontera. Operación exitosa y que fue objeto de felicitación por parte de la Brigada española y del General de la División. Sí que lo es el relatar la acción de una pequeña patrulla de cuatro hombres del Grupo Táctico, pertenecientes al equipo de la Unidad de Operaciones Especiales, encuadrada en el mismo. En efecto; replegada la unidad del ejército serbio a posiciones al este de la frontera, fue deseo del Mando de la División confirmar con exactitud este hecho y contrastarlo con la información en su poder, captada por otros medios de inteligencia. En concreto, había que infiltrar una patrulla tras las líneas serbias y obtener informa- ción de primera mano sobre la entidad de la unidad allí desplegada, las características de sus posiciones y su actitud. El relato de esta acción es lo que se detalla a continuación. Operación "BUHO" Consecuencia de las necesidades expuestas en el punto anterior se planeó una operación con la finalidad de obtener la información siguiente: • Confirmar que los elementos del ejército serbio se habían trasladado al este de la frontera. • Determinar la entidad de la unidad allí presente, acciones en curso y actitud. Esta operación implicaba varias acciones, evidentemente arriesgadas, tales como: • Infiltrarse entre el despliegue serbio sin ser detectados hasta ocupar dos observatorios desde donde establecer una vigilancia del mismo. • Mantenerse en los observatorios e informar. • A la orden, proceder a la extracción y repliegue de igual modo sin ser detectados. No era una operación sencilla por la actitud, en esos momentos, del ejército serbio sometido en su territorio a un durísimo castigo y desconfiado de lo que podía acontecer en la zona. Pero, además, una acción de este tipo tenía y podía tener unas gravísimas repercusiones políticas, caso de ser descubierta la operación, y no digamos nada en el caso de ser atacados o hechos prisioneros, lo que, dadas las características de la misma, entraba de lleno dentro de lo posible. A las 17,00 horas del 17 de mayo de 1999 y en cumplimiento de la orden al efecto, cuatro hombres al mando de un sargento iniciaron su inserción aprovechando el despliegue propio -iban en una columna motorizada de la que en un momento determinado desembarcaron inopinadamente- y se infiltraron con el sigilo requerido hasta llegar a ocupar dos observatorios en las proximidades de la unidad serbia, objeto del reconocimiento. Establecieron dos observatorios, "Buho 1" y "Buho 2", desde donde -siempre sin ser detectados- fueron testigos directos de lo que dicha unidad estaba haciendo. Así pudieron confirmar que dicha unidad consistía en una sección de infantería reforzada con ametralladoras y cañones contracarro y que se estaban fortificando. Asistieron "in situ" a la organización de las posiciones, incluidas dos demoliciones que tuvieron lugar muy cerca de su puesto y a todos lo movimientos que se producían en las inmediaciones. Se encontraban a menos de 100 m de los soldados serbios a quienes oían hablar perfectamente y fueron capaces de tomar con las cámaras digitales que portaban una serie de fotografías demostrativas de lo que estaban viendo. Era una acción repetida mil veces en adiestramientos previos. La diferencia era que esta vez era real, tremendamente real. No es difícil imaginar lo que les podía suceder, caso de ser descubiertos. Nadie que no haya pasado por la misma situación sabe lo que sentían en su interior. Aislados del mundo, solos en la noche, aquellos soldados estaban llevando a cabo y a la perfección lo que se les había ordenado.Llegado el momento y cuando se les ordenó, se replegaron de la misma forma que al inicio, proporcionando al mando lo que se les había pedido. Comentario final Fue una acción perfectamente ejecutada y exitosa. Una entre otras muchas de las que pasan a la historia descritas en unos diarios de operaciones y que no llegan a conocimiento ni de los propios componentes de su unidad. En el transcurso de mi mando, en ese periodo hubo otras, similares en riesgo y audacia, llevadas a cabo por otros hombres y estoy seguro que en otros contingentes ha habido otras similares. También, seguro que las ha habido a titulo individual, llevadas a cabo por Observadores de las NNUU o de ECMM desconocidas para el mundo en general. Viene esto a colación en estos días, pues estando en proceso la instalación en el Cuartel de Batallones de la Sala Histórica de la Infantería de Marina, he podido observar cómo miramos absortos hazañas de otras épocas y apenas se contemplan acciones presentes como la descrita. Y ahondando más en la historia se puede verificar cómo hay hechos de antaño ciertamente gloriosos y otros que no lo son tanto, pero magnificados por el paso del tiempo y que, curiosamente, por una circunstancia derivada de ese extraño culto imperante en nuestra cultura a la desgracia, han pasado a los anales de la épica cuando no fueron más que fruto de la incompetencia. Me explico: Si en el caso que nos atañe se hubiera dado la desgracia de sufrir bajas o un fracaso sangriento no me cabe la menor duda de que los soldados en cuestión hubieran pasado a la historia. Es muy probable que hubieran sido recompensados y objeto de homenajes posteriores, pero el caso es que lo hicieron muy bien y, por lo tanto, no serán conocidos sus nombres. Insisto que éste no fue un caso único -hubo más- en este periodo y en otros, y creo sería conveniente la divulgación y conocimiento de los mismos. Al menos que sus mandos y su unidad los conozcan. En cualquier caso, siempre queda el tópico de la satisfacción del deber cumplido Y es cierto. Pero yo quiero dar las gracias y reconocer ahora al sargento Villa, al cabo 1° Fidalgo y a los soldados Serrano y Calvo su aportación al legado histórico de la Infantería de Marina. No son famosos ni fueron recompensados como se merecían por mor de una extraña aplicación de un sistema de cupos en el reparto de recompensas y categoría de las mismas, pero están vivos.
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